Me suele pasar que después de cada campamento, campavacamento, invasión de pueblos cuando vuelvo a casa, siento que algo me falta. Después de pasar 72 horas (o 3 días, como prefieran) con 115 chicos y chicas de todo el país, volver a casa se hace un poco extraño: ya no hay nadie con un megafono, ni nadie que este siempre molestando, ni gente vestida de amarillo!!
A pesar de que fuí porque era OBLIGATORIO ( y estaba en mayuscula y negrita en el mail) la experiencia fue genial! Ver gente de todo el país (y que se te peguen un poco las tonadas) y compartir con ellos como son sus vidas y todo eso es genial. Es increible que Argentina sea taaaan grande y yo conozca tan poco… ¿Como me iba a imaginar yo como vive un salteño?
Más allá de lo estrictamente social, las actividades relacionadas a lo cultural estuvieron muy buenas. Pude ver como mis prejuicios y mis particulares formas de ver la realidad saltan muy rápido cuando las situaciones me son desconocidas… y en Japón probablemente el 90% de las cosas me sean desconocidas, ja. Además, conocí en particular a otros dos chicos que viajan a Japón y realmente son muy simpáticos, así que probablemente comparta 31 horas de avión con ellos desde Ezeiza hasta Tokio!
Por último, nunca había visitado tantos monasterios en solo 3 días… sorprendente que eso lo haya hecho con AFS.
Dejo un par de fotos:
Esta última foto es de los chicos que viajamos a Extremo Oriente junto con uno de los voluntarios. Todos muy copados!